martes, 25 de marzo de 2008

Carta a Don Quijote

Dn. Alonso Quijano
El Toboso (La Mancha) Año del Señor de 2001, 5 de marzo.



Dn. Alonso:

No puedo por menos de escribiros, mi Señor Don Quijote, tras el viaje que hoy he realizado, siglos después de vuestras hazañas como podreis ver por la fecha, por esa tierra rica en viandas, abundante en caldos y generosa en buenas gentes, que es la bien amada, por vos y por cualquier bien nacido, tierra de La Mancha.

Es el motivo de la presente que yendo a lomos de mi rocín tecnológico, no por tecnológico menos rocín que aquel enjuto jamelgo vuestro llamado Rocinante, ni menos lleno de achaques y mataduras, aunque pertrechado de más cómoda silla y guarecimientos para el frío y la lluvia, y pasada la muy bien situada ciudad de Albacete vine a darme de frente, con gran susto y turbación por mi parte, con un numeroso y pareciome que bien organizado ejercito de gigantes. Por lo leido en la crónica de vuestras andanzas, estos gigantes que surgieron ante mí no eran iguales a los que vos enfrentasteis con tanto valor y claridad de miras, pero si que eran, al igual que aquellos, grandes, amenazadores y deudos del Céfiro.


Eran estos gigantes de este mi tiempo mas delgados que aquellos del vuestro, pero mas altos, recubierto el cuerpo entero, las piernas, los brazos y aun la cabeza, que era desproporcionadamente pequeña y parecía moverse buscando en derredor, de una metálica armadura. No serían menos de tres cientos y causaba gran pavor verlos a todos desplegados en grupos numerosos por las llanuras y vigilantes sobre los montes bajos de la región anterior al muy noble pueblo de Almansa.

Si amenazadores eran su mera presencia, su número o su aspecto, lo que mas me impresionó cuando pasé junto a uno de los grupos, fue el silencio matizado por una suerte de vibración del aire producida por sus tres brazos que movían lenta pero incesantemente.

Según pude apreciar al caer la noche, y para mayor espanto por mi parte, según las sombras avanzaban se distinguía en lo alto de su escasa cabeza, como polifemos vigilantes que estuvieran aún en posesión de su sentido de la vista, un único ojo que lanzaba destellos rojos de forma intermitente.

No pude por menos de, preocupado, pararme en el lugar más cercano e interrogar sobre tan extraños vecinos a los hombres y mujeres que se hallaban en la cantina. No fue pequeña mi sorpresa cuando estos me relataron, no horrores como yo esperaba, si no maravillas, casi cercanas a la magia, que obraban aquellos seres para mayor beneficio y gloria de la región.

Resultó ser que aquellos gigantes eran en realidad afanosos obreros, al tiempo que poderosos magos, que tomaban el aire que tenían alrededor y lo transformaban en un fluido del que nadie supo explicar que aspecto o condición tenía, pero que era enviado por los gigantes a través de unos cables, algo parecido a gruesas maromas pero de corazón metálico, hasta los habitantes de la zona y aún otros mas lejanos. Con este fluido los lugareños, y supongo que los demás, alimentaban una suerte de antorchas perennes, que no producían humo y que eran tan brillantes como pequeños soles, se calentaban en invierno sin riesgo de fuegos ni problemas de tiro, y cocinaban en hornos y lares que no conocen la leña ni la llama.

En verdad mi señor Don Quijote que al releer las líneas que ya os he escrito temo que me tengais por alguna suerte de loco, o por alguno de aquellos malandrines que intentaban que vos lo parecierais, pero la verdad es que os cuento los hechos tal como me sucedieron y tal como vos los viviríais si salierais de nuevo en busca de gestas en estos mis tiempos, tan modernos, tan tecnológicos y precisamente por ello tan necesitados de caballeros y caballerías, ya que no parece haber enemigos a los que combatir, ni magia, ni maldad, ni dama que aguarde nuestras gestas y apoye nuestras andanzas. Aunque sí que se mantienen plagas de las que ya en vuestro tiempo había noticia, gobernadores corruptos, recaudadores feroces, malos amigos, descreidos de la bondad y la magia...

Pero los gigantes han vuelto y, por si acaso, estoy preparando una armadura, buscando un yelmo y esperando a encontrar un amigo que, como vuestro buen Sancho, me advierta de que aquellos con los que estoy combatiendo no son gigantes, son molinos, justo al acabar el combate.

domingo, 16 de marzo de 2008

La hombria de bien y los cargos

Me contaban el otro día de una persona elegida para un cargo de presidente de una asociación con una amplia representación social, no política, que había presentado su candidatura, tras largos años de pertenencia a la misma con una declaración de intenciones de consolidación de la sociedad, acuerdo amplio de todas las tendencias todo ello basado en el diálogo y la fraternidad. Las palabras duraron apenas unos meses más sobre la fecha elección del personaje para el cargo.

Se transmutó, decía el amigo que me lo contaba, empezó por proponer la expulsión del vicepresidente por desacuerdos, y acabó intentando pasar por encima de los críticos de sus formas despóticas y contrarias a la reglamentación de la sociedad, que además eran mayoría. Nadie, ni los que lo habían conocido antes, lo reconocían en aquel personaje rabioso y obsesionado que estaba dispuesto a crear un cisma antes que consentir que le pudieran llevar la contraria.

Me acordé entonces de otra historia que me había contado otro amigo y que había sucedido en su comunidad en la que había sido sometido a un linchamiento feroz por parte de una pequeña parte de sus vecinos encabezados por una persona a la que durante muchos años había considerado amiga y que tras ser elegida para la presidencia de la comunidad sacó todo el mal fondo que nunca había demostrado, dedicándose a difamar a mi amigo, provocó el enfrentamiento entre los vecinos e incluso llegó a amistare con otro vecino del que había protestado llorando porque la había insultado, porque no la dejaba dormir con sus ruidos nocturnos, llevando a este amigo mío que era el presidente anterior hasta el enfrentamiento personal, como hostigador permanente de mi amigo.

Y es que está visto que hay personas a las que les das un nombramiento y sacan lo peor que llevan dentro y que en muchos casos desgraciadamente es mucho, y cuanto más insignificante es el cargo mayor furor y falsa dignidad, mayor furia justiciera, ponen en su ejecución y hasta parece que consideraran que el cargo les ha sido dado para cubrir sus expectativas y no para servir a los demás que es la única función de todo cargo.

Como decía mi abuelo, hay dos clases de personas, ya se sabe que los abuelos siempre tienen clasificaciones para todo, las que disfrutan de la vida y las que disfrutan de joderle la vida a los demás. De estos últimos hay que cuidarse siempre, porque dedican todo su tiempo y energía, bajo la bandera de una indignación que sale de su amargura y resquemor, a la murmuración, a la difamación, al linchamiento gratuito de aquellos a los que no son capaces de seguir, no importan la verdad ni la razón, son seres intrínsecamente amorales y por tanto capaces de justificar cualquier actuación porque ellos son la única verdad y la única ley. Huid si estáis a tiempo, si no paciencia y que el tiempo os restituya lo que se haya quedado en el camino.

lunes, 10 de marzo de 2008

El Tono y La Palabra

Me asombro, es asombroso. Tantos siglos, tantos esfuerzos para elaborar un sistema eficaz de comunicación, tanta tecnología incorporada en los últimos años y la tecnología nos tira abajo el sombrajo entero.

La palabra, ese arma ideada tal vez como un bien imprescindible, presentada como el mayor logro de la inteligencia, esa simple acumulación de letras que alcanzan un significado, es un arma letal utilizada por medio de la tecnología.

¿De que estoy hablando?, os preguntareis, de la entonación, de esa expresión corporal que combinada con el tono de voz permite cambiar el significado de las palabras, de ese complemento de la comunicación que permite al otro encontrar el significado real que tu pretendes. Veamos un ejemplo, un poco basto pero ilustrativo, la frase “que cabrón”.

1- Dicho en un bar cuando acabas de contarle a tu prójimo que te has ligado una chavala admirada por la parroquia en general. Entre la envidia y la complicidad.
2- A través de la ventanilla de un coche con los típicos cuernos por delante. Claro ánimus insultando
3- Cuando ves a alguien consiguiendo una hazaña de cualquier tipo. Admiración
4- Recibido en un e-mail. Depende del contexto y, sobre todo del ánimo del receptor.

¿Es, pues, un defecto del instrumento tecnológico?. No, basta con que llevemos la vista un poco atrás en el tiempo y veremos que en el tiempo en que las cartas eran una forma común de comunicación sucedía exactamente lo mismo. Cuantos mal entendidos, cuantas esperas que ya de por si significaban un agravio, cuantas conferencias apresuradas para deshacer los entuertos.

Así que solo nos dejan dos posibles culpables, las palabras o los que las leen. Las palabras de por si no pueden ser culpables de nada, pueden ser usadas con más o menos intención, con más o menos habilidad, con más o menos inocencia, que como todo el mundo sabe es una clara forma de perversión. Las palabras, sin entonación, no expresan otra cosa que lo que textualmente dicen, lo que es obvio pero se olvida con frecuencia

Dicho lo cual solo queda un culpable posible, el que lee, el que pone la intención a las palabras. No es que el que las escribe sea totalmente inocente, no, pero el que las lee no tiene por que cargarlas con la peor de las intenciones posibles, o con una cierta aviesa interpretación que repasada no se sostiene.

Deberíamos de adquirir un compromiso para usar el e-mail con cierta tranquilidad, el compromiso de no poner ninguna intención no contrastable a las palabras de los demás, en ningún caso, terminantemente y sin excepciones en el caso del lector, y en el caso del escritor despojarnos de inocencias lacerantes, sinceridades dolosas y otras trampas que el lenguaje tiende.

domingo, 2 de marzo de 2008

Reflexiones sobre Robin Hood

El otro día, por circunstancias que no vienen al caso, y como final de una argumentación sobre radares de tráfico alguien me espetó que la obligación de todo ciudadano en una democracia es respetar las leyes y normas que promulga la representación del pueblo que es el gobierno a lo que yo respondí con dos preguntas.

La primera y evidente es si realmente esto que vivimos es una democracia y por tanto esos señores que se ocupan en insultarse y descalificarse nos representan a todos. Para mi esto tiene tres respuestas que conforman una sola:

Esto que vivimos no es una democracia, es una partidocracia, o sea una forma de aristocracia con la trampa de la alternancia y la pretensión de que cualquiera puede estar dentro del aparato.
Un inútil lo es independientemente del camino que haya seguido para alcanzar el principio de Peter
Cien mil millones de moscas no pueden equivocarse, coma mierda.

La segunda, que surgió como una ocurrencia argumental, se me ha quedado clavada dentro, y sigue su recorrido independientemente en su necesidad de ser contestada. Se ha convertido en una pregunta patrón, una pregunta que me permite aplicar respuestas según el hilo que quiera seguir y siempre revela la capacidad de absurdo sectario que estamos dispuestos a hacer nuestro

¿Si Robin Hood fuera un personaje real hoy en día estaría a su favor o en su contra?

Inevitablemente con los miedos y tics sociales se nos vienen varias respuestas inmediatas . Pongamos el argumento inicial, luchaba contra la opresión de los más débiles.

- Así que si mañana una pandilla de ladrones asalta varios chalets de urbanizaciones exclusivas quedarán justificados con el simple acto de donar lo más públicamente posible una parte de lo que roben.
- Pero si matan soldados y dada su actuación territorial inmediatamente serán considerados terroristas, salvo que consigan que alguien a nivel internacional les llame Frente Revolucionario para la Lucha Armada contra el Principe Juan
- Que opinarían las familias de los soldados muertos?
- Que opinarán las familias favorecidas por la generosidad de Robin?
- Cuando vuelva Ricardo Corazón de León y se ponga de acuerdo con Robin lo hará por un sentido de justicia y lealtad o porque no puede arrriesgarse a tener un oponente armado y organizado dentro de su reino?
- Dependerá la respuesta y la aceptación del partido al que pertenezca el Rey Ricardo?
- Por que los ecologistas no han intentado prohibir las sucesiva reediciones del libro dado que la convivencia de una cantidad de gente tal lleva a una sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación de la flora y la fauna autóctonas y eso supone un ejemplo nefasto8 para las nuevas generaciones? ¿Que pasaría el día de mañana si nosotros nos echáramos al monte?, seguro que primero tendríamos que elegir cuidadosamente el monte porque no fuera a se r que fracasara nuestro movimiento revolucionario por no poder pagar las multas por arrancar una planta o matar un animalíto en peligro de extinción.
- ¿Era Robin sensible al medio ambiente?¿El príncipe Juan tenía un primo que le dijo que podía talar medio bosque sin peligro?¿El Rey Ricardo leyó un informe en el que los expertos, entre ellos un par de descendientes de Merlín, aseguraban que si se talaban tres árboles más habría tres árboles menos y por tanto la desertización sería inevitable en el futuro?
- Si el Rey Ricardo no llega ¿el bosque de Sherwood solicitará la independencia? ¿Lo hará aunque llegue el Rey Ricardo? Y si es así ¿el Rey los considerará también terroristas?
- ¿Podrá Little Jhon vivir dentro de la sociedad con un sueldo normal y sometido a sus reglas si deja las armas?
- Robin, dado su inmediato pasado noble y que se tira al monte porque le embargan las tierras, ¿es progresista, o sea de izquierdas porque hace una lucha popular con reparto de riqueza incluido, o es conservador porque lucha por recuperar lo suyo y encima mete a los demás en danza?
- ¿Es realmente el Principe Juan un opresor y los demás unos oprimidos o el Príncipe Juan pretendía imponer un castigo ejemplar a un noble que le hacía la contra y se oponía a su política de redistribución de la riqueza de la madera del bosque hacia otras zonas más deprimidas? (el libro no se pronuncia sobre este tema)
- ¿Se equivocó Juan Sin Tierra, que ya por el nombre está claro que era víctima de la inquina general, al no subvencionar con un cheque a lo que fuera a los campesinos y leñadores del lugar?
- ¿Se hubiera asegurado con la subvención su lealtad o al menos habría preservado su neutralidad?
- Que hacía el Rey Ricardo ocupándose de cosas que a su pueblo le importaban una mierda? ¿Asegurarse su paso a la Historia?
- Y el sherif de Nottingham, ¿era un inútil incapaz de enfrentarse a una revuelta desorganizada?¿Era un maniaco violento e insensible?¿Era rehén de sus ambiciones políticas?
- ¿Que pintaba el Sin Feinn en toda esta historia? ¿Y Kosovo?, ¿que tenía que ver Kosovo si ni siquiera existía?
- ¿Por que el sistema tiene tanto empeño en hacernos elegir entre libertad y seguridad?

Claro que parafraseando el catecismo, aquello de todos estos mandamientos se resumen en uno, todas estas preguntas se resumen en una

¿Por qué el sistema, todas sus argucias, todos sus mecanismos tiene tanto empeño en conseguir que la legalidad y la justicia sean dos entes independientes y cada vez mas alejados?

Dados los resultados a que me ha llevado esta relectura adulta de esta inocente historia he llegado a tres conclusiones:

1.El único personaje admirable en el libro es Lady Marian, que no varía su pregunta pase lo que pase “¿Lo amo o no lo amo?”. Esto se llama fidelidad a los principios. Aunque ahora que lo pienso ¿Y si en realidad ella maquinó todo para quedarse con el más poderoso?¿Acabo amándolo?¿A quien se parecieron sus hijos?. Sin duda otro hilo argumental
2.Dado el jugo mañana me meto a leer “El Príncipe Valiente”. Ya lo estoy disfrutando, ¿Será de izquierdas y reniega de su nobleza y patrimonio, o será de derechas y en realidad es un joven neofascista que le pega a los desheredados por las noches?
3.No debo de olvidarme de caperucita.. ¿Qué parecidos y diferencias puede tener con una niñita inmigrante?¿El lobo tenía papeles?¿Y el cazador?


Os quiero.