miércoles, 27 de febrero de 2008

La Verdad

La verdad, queridos amigos, la verdad es eso que suele utilizar una parte de la humanidad para justificar sus atrocidades respecto a la otra, la verdad es ese concepto casi tan cursi y manido como el Amor, que es la verdad de los sentimientos, la verdad es que decir “la verdad” es casi una declaración de lo falso y espúreo que vamos a decir a continuación. La verdad es que si existe una verdad debe de estar enterrada bajo alguna losa inaccesible de algún remoto lugar. La verdad es casi tan cínica como lo que he dicho hasta ahora.

A fuer de citarme, aunque no por ello me vaya a cortar, recuerdo e inserto entre mis palabras un poemilla mío que dice:


Espejo, espejito, dime tu como ha sido
Como hemos conseguido
Al mirarnos en ti no ver más
Que lo previamente concebido

Dime, dime espejito
¿nos mentiste o nos mentimos?

Dime, espejito dime
La verdad ¿dónde se ha escondido?

No puede ser, espejito, espejito
Si la verdad no se refleja.....
¿será la verdad un vampiro?


Realmente no se si la verdad será un vampiro, pero si se que la verdad invocada ha costado más sangre de la que un vampiro necesita para perpetuarse, y sigue costando.

Recuerdo, entre el horror y la ironía, una frase que figuraba en grandes caracteres en una de las paredes de la biblioteca del CIR 12 en el pueblo leonés de El Ferral del Bernesga, donde hice el campamento. La frase decía “Como no vamos a ser inmovilistas si ya hemos llegado”

Cuando tenía 14 años y viajaba cuatro veces al día en el metro, para ir de mi casa al colegio y viceversa, aprendí algo sobre la verdad que me ha servido el resto de mi vida. En todos esos viajes siempre oí contar la historia al que llevaba la razón y apabullaba al contrario con ella. El famoso "y yo le dije…". Ello me llevó a una disyuntiva: En el metro solo viajan los justos o la verdad pertenece al que la cuenta.

La única verdad que yo me atrevo a defender queridos amigos es la prueba de que mis pensamientos son erróneos, total o parcialmente, y la obligación de seguir buscando, no como un topo que renuncia a la luz, no abandonando como una crisálida toda idea anterior, si no basándome en ella para seguir adelante, porque solo hay cuatro ideas de verdad que yo me atreva a sostener con tímida determinación:

- La verdad pertenece al que la cuenta, porque nunca la cuenta delante de quien pueda rebatirlo
- La verdad es un vampiro que se esconde en la sombra, se nutre de sangre y nunca se refleja
- La verdad es un concepto individual que llevada hasta la intransigencia se convierte en un arma cargada contra la verdad ajena.
- La verdad es una bandera que tiene por un lado los colores de la gloria y por el otro es la enseña pirata. Basta una leve brisa, un breve soplo para estar cabalgando bajo la bandera equivocada.


Pero la única verdad que hoy me interesa, queridos amigos, es el sentimiento de no estar compartiendo con vosotros todos y cada uno de los instantes de mi vida.

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